La Bruja y su burbuja

"Proserpina se escapó sentada en la burbuja que mejor supo inventar para olvidar un amor que nunca fue y que nunca será..."
dentro de su burbuja se encontraban los retratos mas vistos por aquellos ojos tan claros a la oscuridad. Le era demasiado difícil encontrar en el pasado alguna razón que le explique cual habrá sido el error que sus manos cometieron el día que juntaba girasoles con el rostro del encuentro. Proserpina no acertaba reflejar ese día como algo que nadie sabe a quien encontrar cuando lo busca. El patio de atrás de su morada daba a un parque de una rustica plaza invernal que todas las noches los duendes salen a tirar piedras de colores a los autos que pasan frente a ellos. Poco astuto esos duendes.

Eran las 4 de la tarde cuando apareció el susodicho del barrio francés, era el prospero que Proserpina esperó, ella cree y suele afirmar en las fanfarrias, toda su vida. El pituco de Gerenses. Cuentan que una noche no habia en el cielo ni una estrella que complique el asunto. Ella no sabia que el estaba perdidamente enamorado de ella y que las noches de luna llena sabia visitar con el lanudo pulóver de color café.
El viento sopló cada vez mas fuerte y la burbuja comenzaba a crecer por el lento suspirar de sus suaves y deseosos suspiros. La fuente de la plaza real fue testigo de aquel amor tan frío que desunió a estos duendes. Proserpina resultó ser la reina de los castillos franceses, el asumió esa responsabilidad invitandola a pasear por las colinas. Una noche la burbuja reventó y no se supo la razón por la cual Gerenses abandonó a Peoserpina.

Dedicado a la Bruja.